Sí ya sé, ya sé— "el ministerio es algo serio". Si escucho eso una vez más, creo que vomitaré.
Me doy cuenta de que demasiado humor puede ser irritante, incluso ofensivo. Reconozco que puede ser llevado al extremo de estar fuera de lugar. ¿Pero no le parece que nos falta demasiado para llegar a ese punto? El resultado final de una existencia sin gozo es triste; con una intensidad de un nivel muy alto, a punto de tener una ansiedad neurótica, y la ausencia de una diversión inofensiva en el trabajo, con falta de relajación, y la tendencia de creer que todo es demasiado importante.
Cada uno de nosotros puede ser un ministro muy conservador, pero acaso… ¿También tenemos que vernos así? ¿Siempre tan serios? ¡Tomemos las cosas con más ligereza! Sí, ¡créame! La espiritualidad y la diversión se llevan bien.
¿Sabía que la Escritura habla directamente acerca de este asunto? Especialmente los Proverbios:
Un corazón gozoso alegra el rostro,
pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu. (Proverbios 15:13)
Es asombrosa la forma en que este proverbio va directo al meollo del asunto. No estamos hablando tanto acerca del rostro de una persona como de su corazón. El gozo interno se hace público. No podemos esconderlo. La cara reacciona a una señal interna.
Un sentido del humor bien desarrollado revela una personalidad bien equilibrada. Las personas inadaptadas muestran una tendencia mucho más grande a malinterpretar una observación chistosa. Toman los chistes muy a pecho. Toman las cosas divertidas con demasiada seriedad. La capacidad de reírse acerca de situaciones cotidianas es una válvula de seguridad. Ésta nos libra de tensiones y preocupaciones que de lo contrario podrían dañar nuestra salud.
Y es también una parte sana de su ministerio de púlpito. Tómelo de alguien que lo ha experimentado: ¡su congregación quiere oírle reír más a menudo!
Al pararse enfrente de su púlpito este domingo, sonría. Mejor aún, ríase. ¿Cree que exagero? Si es así, quizá se ha olvidado de otro proverbio:
Un corazón alegre es buena medicina,
pero el espíritu quebrantado seca los huesos. (Proverbios 17:22)
¡Qué elocuente! Literalmente, dice: "Un corazón alegre causa sanidad." ¿Qué es lo que trae sanidad a las emociones y al alma? Un corazón alegre.
¡Y cuando un corazón está bien, un semblante alegre lo acompaña!
—Chuck
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